Daniel Pérez-Zapata (a,b), Virginia Slaughter (a) y Julie D. Henry (a)
(a) School of Psychology, University of Queensland, Australia
(b) Escuela de Psicología y Filosofía, Universidad de Tarapacá, Chile
Una pregunta que aún se mantiene sin responder dentro de la literatura de Teoría de la Mente es si experimentamos limitaciones para entender y atribuir estados mentales a personas que pertenezcan a culturas diferentes a la nuestra. Para responder este interrogante, un estudio reciente de nuestro laboratorio proporcionó evidencia sobre cómo la pertenencia a una misma cultura o a culturas diferentes influye sobre el grado de precisión y el tiempo de generación de explicaciones mentalistas que damos a la conducta de los demás. Los resultados sugieren que somos más lentos y menos precisos al interpretar en términos mentalistas el comportamiento de personas pertenecientes a grupos culturales diferentes al nuestro.
La habilidad para entender, predecir y explicar las acciones observables de las personas utilizando conceptos mentales, como creencias o deseos, se conoce como mentalización o Teoría de Mente (ToM por sus siglas en inglés). Por ejemplo, podemos saber que alguien tiene una creencia equivocada cuando va a buscar una barra de chocolate a la cocina donde previamente lo guardó, sin saber que otra persona lo cambió de sitio.
En la literatura científica sobre mentalización se observa una carencia de estudios con adultos (Apperly, 2010). Una posible explicación para dar cuenta de esta brecha investigativa es que hay un número limitado de tareas de mentalización que sean lo suficientemente difíciles como para producir una variabilidad considerable en la respuesta de los participantes adultos. Este efecto en tales tareas se conoce como puntuaciones techo.
Sin embargo, recientemente se han comenzado a elaborar tareas más complejas para estudiar la mentalización en poblaciones adultas y se ha encontrado que éstos experimentan ciertos sesgos o fallas a la hora de entender los estados mentales de los demás. Un caso ilustrativo es el estudio de Adams y col. (2009), quienes midieron cómo personas de culturas occidentales y asiáticas atribuían estados mentales basados en los ojos y mirada de una serie de personajes de etnia/cultura occidental o asiática. Estos autores encontraron que los participantes reconocían de manera más precisa las miradas de personas de su misma etnia/cultura. Esta habilidad para reconocer estados mentales en función de claves observables se denomina razonamiento mentalista de bajo nivel (Sabbagh, 2004). No obstante, no hay estudios que evalúen el razonamiento mentalista de alto nivel, el cual comprende estados mentales más elaborados, como mentiras blancas o malentendidos. Justamente, diseñamos dos experimentos con el fin de evaluar cómo el razonamiento de alto nivel es influido por la pertenencia a la misma o a diferentes culturas (Pérez-Zapata, Slaughter y Henry, 2016).
Utilizamos la tarea de historias extrañas elaboradas por White, Hill, Happé y Frith (2009). En la condición de mentalización, dichas historias muestran una serie de situaciones interpersonales, en las cuales es necesario interpretar dobles engaños, malentendidos, persuasiones y mentiras blancas para contestarlas de forma apropiada. Por ejemplo, en una historia de doble engaño, los participantes debían responder por qué un soldado capturado por el ejército enemigo reveló la localización exacta de algunos tanques aliados. En este caso, las respuestas debían hacer referencia a que el ejército enemigo no creería su respuesta e irían a buscar a otro lugar. En las ocho historias control, los participantes deben leer un conjunto de relatos donde están implicadas personas, animales u objetos, cuya interpretación correcta no requiere atribuir estados mentales. Los puntajes en cada historia iban desde los cero a los dos puntos. Tanto para las historias de mentalización como para las historias control, el puntaje máximo era de 16 puntos. Además de medir las respuestas mentalistas, también registramos los tiempos de respuesta.
Para saber si la cultura desempeñaba algún rol mediador en el nivel de precisión de la mentalización, adaptamos culturalmente las historias extrañas. En el primer experimento, mostramos a un conjunto de 100 estudiantes de pregrado de la Universidad de Queensland, Australia, dos condiciones: condición australiana versus condición transcultural. Todas las historias fueron acompañadas por una fotografía de una persona u objeto característico de la misma cultura. En la condición australiana se utilizaron nombres, objetos, lugares y animales típicamente australianos. En la condición transcultural, se adaptaron los mismos elementos que en la condición anterior, pero pertenecientes a diferentes culturas. Por ejemplo, en esta condición, los participantes vieron personajes u objetos de Irán o de Brasil.
Los resultados de este estudio revelaron que los estudiantes australianos eran menos precisos y necesitaban más tiempo para atribuir estados mentales a personajes de culturas diferentes a la suya. Estos son los primeros resultados que señalan que hay variaciones en la atribución de estados mentales para el razonamiento mentalista de alto nivel. Sin embargo, una posible variable enmascarada en nuestro diseño fue que los participantes tuvieron que responder preguntas acerca de una amplia variedad de historias culturales, lo cual pudo haber influido en sus puntajes y en los tiempos de respuesta. Para controlar esta situación, realizamos un segundo experimento en el cual comparamos historias de sólo dos culturas diferentes y, segundo, aplicamos la tarea tanto a una muestra australiana (120 sujetos de la Universidad de Queensland) como a una muestra chilena (108 estudiantes de la Universidad de Tarapacá). En la Figura 1 se puede observar el patrón de resultados obtenidos, el cual básicamente replica los resultados encontrados en el primer estudio y los extiende a una población cultural más.
Estos experimentos son los primeros en proporcionar resultados empíricos que sugieren que la pertenencia cultural afecta al razonamiento mentalista de alto nivel en adultos. Uno de los aspectos importantes a resaltar es que no sólo se pierde precisión a la hora de entender los estados mentales de personas de diferentes culturas, sino que el hecho de tomar más tiempo para responder no mejora la exactitud de las respuestas. Estos resultados animan a continuar investigando cómo la cultura influye en la comunicación, cuáles son sus causas (p.ej., grado de similitud cultural) y cómo se pueden reducir estas limitaciones en la atribución de estados mentales.
Referencias
Adams, R.B. Jr., y col. (2009). Cross-cultural reading the mind in the eyes: An fMRI investigation. Journal of Cognitive Neuroscience, 22, 97–108.
Apperly, I.A. (2010). Mindreaders: The Cognitive Basis of “Theory of Mind”. Hove: Psychology Press / Taylor & Francis Group.
Pérez-Zapata, D., Slaughter, V., y Henry, J. D. (2016). Cultural effects on mindreading. Cognition, 146, 410-414.
Sabbagh, M. A. (2004). Recognizing and reasoning about mental states: Understanding orbitofrontal contributions to theory of mind and autism. Brain and Cognition, 55, 209-219.
White, S., Hill, E., Happé, F., y Frith, U. (2009). Revisiting the strange stories: Revealing mentalizing impairments in autism. Child Development, 80, 1097–1117.
Manuscrito recibido el 5 de diciembre de 2015.
Aceptado el 15 de diciembre de 2015.