Ángel Sánchez-Rodríguez, Guillermo B Willis y Rosa Rodríguez-Bailón
Dept. de Psicología Social, Universidad de Granada, España
¿Cómo nos afecta la desigualdad económica psicológicamente? ¿El hecho de que los ricos son cada vez más ricos mientras que los pobres son cada vez más pobres condiciona la manera de comportarnos y relacionarnos con las personas de nuestro entorno? Investigaciones recientes indican que las personas que viven en sociedades más desiguales tienden a desconfiar más de los demás, a competir más por los recursos económicos y aumentan su tolerancia hacia la misma desigualdad, lo que redunda en el mantenimiento o incluso el incremento de la desigualdad.
La desigualdad económica, esto es, la forma en la que se distribuyen los recursos entre los miembros de una sociedad, se ha incrementado considerablemente en las últimas décadas, intensificándose en los últimos años debido a la crisis (EUROSTAT, 2016). Esto no solo se relaciona con cuestiones económicas: las personas que viven en sociedades más desiguales tienden a padecer más problemas de salud, obesidad, embarazos no deseados, abuso de drogas y suelen estar envueltos en más crímenes (Wilkinson y Pickett, 2009). Aunque la naturaleza de estos datos es correlacional, el hecho de que la desigualdad preceda temporalmente a dichas variables, su consistencia y la dificultad para identificar variables alternativas que pudieran explicar esta relación apoyan la idea de que la desigualdad podría ser uno de los antecedentes de estos problemas sociales (Pickett y Wilkinson, 2015). Además, diversos estudios realizados en contextos de laboratorio en los que se manipula la desigualdad refuerza la idea de dicha relación causal (p.ej., Nishi, Shirado, Rand y Christakis, 2015).
Algunas investigaciones han examinado los procesos psicológicos que podrían explicar las razones por las que la desigualdad económica se relaciona con dichos problemas sociales. Un reciente artículo de revisión mantiene que podría haber dos mecanismos psicológicos implicados (Buttrick y Oishi, 2017). En primer lugar, Buttrich y Oishi sugieren que la desigualdad económica está asociada con una mayor desconfianza generalizada. Las encuestas llevadas a cabo internacionalmente muestran que quienes viven en sociedades más desiguales manifiestan tener menos confianza en los demás, tienden a mostrarse menos agradables con los demás y a participar menos en actividades sociales. Además, en contextos de mayor desigualdad las personas de diferentes clases sociales tienden a interactuar menos entre ellos, ya que suelen vivir en diferentes barrios, llevar a sus hijos a diferentes colegios, tener diferentes preferencias de ocio, etc. Esta segregación les podría llevar a percibir que las personas de distintas clases sociales no comparten un destino común, lo que hace difícil construir un sentimiento de confianza entre ellos (Rothsten y Uslaner, 2005).
En segundo lugar, la desigualdad económica aumenta la competición por el estatus. Las encuestas internacionales muestran que las personas que viven en sociedades más desiguales tienden a darle más importancia al respeto, al éxito y a ser admirados por los demás (Paskov, Gërxhani y van de Werfhorst, 2013). Asimismo, las personas que viven en países más desiguales es más probable que experimenten sentimientos de ansiedad por la posición que ocupan en la jerarquía social y teman ser menospreciados si no disfrutan de cierto estatus social. Quizás como una forma de combatir esta ansiedad, las personas que viven en países más desiguales tienden a valorarse a sí mismas más positivamente (Loughnan y col., 2011). También el consumo de productos que reflejan estatus puede convertirse en otra estrategia para lidiar con la ansiedad por el estatus. En esta línea, Walasek y Brown (2015) encontraron que en los estados más desiguales de Estados Unidos la gente busca más productos de marcas de lujo y joyería a través de Google.
En síntesis, las sociedades más desiguales tienden a ser más disfuncionales debido a la relación entre la desigualdad y la confianza o la competición por el estatus (Buttrick & Oishi, 2017). Pero, ¿puede la desigualdad existente en el contexto en el que vivimos relacionarse también con nuestras actitudes hacia la propia desigualdad? Diversos estudios han encontrado que cuanta más desigualdad se percibe, más desigualdad se desea (Willis, Rodríguez-Bailón, López-Rodríguez y García-Sánchez, 2015). En esta misma línea, Shröder (2017) realizó un estudio longitudinal utilizando bases de datos de 34 países. Sus resultados mostraron que cuanta más desigualdad económica existe en un país, más probable es que en el futuro sus habitantes prefieran una mayor desigualdad. En otras palabras, las personas terminan ajustando el grado de desigualdad económica que desean al grado de desigualdad que perciben en su contexto.
En resumen, la desigualdad económica en la que vivimos, independientemente de nuestra posición dentro de ella, se relaciona con distintas variables psicosociales, que en general contribuyen a la creación de sociedades más disfuncionales. Sería importante continuar profundizando en la relación que existe entre estas variables, así como las posibles relaciones causales entre ellas.
Referencias
Buttrick, N. R. y Oishi, S. (2017). The psychological consequences of income inequality. Social and Personality Psychology Compass, 11 (3), e12304.
EUROSTAT. (2016). Inequality of income distribution. Retrieved from https://ec.europa.eu/eurostat/tgm/ table.do?tab=table&plugin=1&language=en&pcode=tsdsc260
Loughnan, S., Kuppens, P., Allik, J., Balazs, K., de Lemus, S., Dumont, K., … y Haslam, N. (2011). Economic inequality is linked to biased self-perception. Psychological Science, 22, 1254–1258.
Nishi, A., Shirado, H., Rand, D. G., y Christakis, N. A. (2015). Inequality and visibility of wealth in experimental social networks. Nature, 526, 426–429.
Paskov, Gërxhani y van de Werfhorst (2013). Income inequality and status anxiety. Amsterdam, AIAS, GINI Discussion Paper 90.
Pickett, K. E., y Wilkinson, R. G. (2015). Income inequality and health: A causal review. Social Science and Medicine, 128, 316–326.
Rothsten, B., y Uslaner, E.M. (2005). All for all: Equality, corruption, and social trust. World Politics, 58, 41-72.
Schröder, M. (2017). Is income inequality related to tolerance for inequality? Social Justice Research, 30, 23-37.
Walasek, L., y Brown, M., (2015) Income inequality and status seeking: Searching for positional goods in unequal U.S. states. Psychological Science, 26, 527-533.
Wilkinson, R., y Pickett, K. (2009). The Spirit Level. Why Greater Equality Makes Societies Stronger. London: Penguin.
Willis, G. B., Rodríguez-Bailón, R., López-Rodríguez, L., y García-Sánchez, E. (2015). Legitimacy moderates the relation between perceived and ideal economic inequalities. Social Justice Research, 28, 493-508.
Manuscrito recibido el 19 de abril de 2017.
Aceptado el 2 de junio de 2017.