Envejecimiento y control cognitivo: ¿Dejamos de “controlar” cuando nos hacemos mayores?

Maryem Torres-Quesada
Dept. de Psicología Experimental, Universidad de Granada, España

(cc) Cándida Performa.

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Se sabe que con el paso de los años nuestro sistema cognitivo se deteriora y que una de las habilidades cognitivas que parece deteriorarse con la edad es el control cognitivo, entendido como aquella capacidad que regula nuestro comportamiento y que nos permite seleccionar la información que es necesaria para nuestro objetivo e inhibir la información irrelevante (p.ej., cuando buscamos en el supermercado el producto que necesitamos sin dejarnos distraer por todos los demás). Pero, ¿qué problemas produce este deterioro? Y lo más importante, ¿es irremediable o se puede hacer algo para impedirlo?

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El control cognitivo es la capacidad de regular nuestro comportamiento para llevar a cabo nuestros planes. Una de sus manifestaciones más importantes consiste en que permite que, de entre toda la información presente en el medio ambiente, se seleccione aquella que es relevante para nuestro objetivo, y se inhiba la que interfiere con él. Por ejemplo, pensemos en cómo llegamos a la cafetería donde nos vamos a encontrar con un amigo. Durante el trayecto vemos una tienda de deportes y recordamos que necesitamos unas zapatillas para entrenar. Sin embargo, no entramos en la tienda porque esto haría que llegásemos tarde a nuestra cita. En esta situación estamos inhibiendo información irrelevante y potenciando información relevante. ¿Qué pasaría si no fuésemos capaces de hacer eso? Pues que nuestro comportamiento se vería afectado por toda la información del medio ambiente, independientemente de que sea útil o no para nuestro objetivo. Esto supondría una imposibilidad de hacer aquello que queremos. De hecho, esto es lo que le pasa a los pacientes neuropsicológicos que muestran ‘conducta utilitaria’, un síntoma que consiste en ‘utilizar’ todo lo que se encuentra a su alrededor, independientemente de si quieren o no quieren hacerlo.

Se sabe que el sistema cognitivo se deteriora con la edad, llegando incluso a observarse en un grado tal que se ha ganado un nombre propio: “deterioro cognitivo leve”. Centrándonos en el control cognitivo, cabe preguntarnos si también éste se deteriora con la edad. Varios estudios indican que las personas mayores presentan déficits en tareas en las que el control cognitivo permite la resolución de conflicto entre dos respuestas (p.ej., Andrés, Guerrini, Phillips, y Perfect, 2008). En estas tareas, los participantes tienen que inhibir una respuesta automática para poder llevar a cabo la respuesta deseada. Un ejemplo típico es la tarea Stroop (Stroop, 1935), en la que los participantes tienen que indicar el color en el que está escrita una palabra e ignorar su significado (véase la Figura 1). Cuando el color de la palabra y el significado no coinciden (ensayos incongruentes), se tiene que inhibir la respuesta automática de lectura y potenciar el nombrar el color de la tinta, lo cual requiere tiempo y es más probable que se cometa un error. En estas situaciones, las personas mayores son más lentas que los jóvenes y comenten un mayor número de errores.

Figura 1

Figura 1.- En la tarea Stroop, los participantes tienen que nombrar el color de la tinta e ignorar la palabra. La combinación de tinta y palabra da lugar a ensayos congruentes, en los que tanto la tinta como la palabra coinciden, llevando a la misma respuesta, y a ensayos incongruentes, en los que ambas dimensiones se oponen, produciendo respuestas contrarias que compiten entre sí y obligan a ejercer conttrol para producir la respuesta correcta. Típicamente, los participantes son más rápidos y cometen menos errores en los ensayos congruentes que en los incongruentes.

Varios investigadores se han preguntado si este déficit en control cognitivo en tareas de conflicto se debe a que no están registrando que ese ensayo es un ensayo “conflictivo” (donde dos respuestas interfieren entre sí), y por tanto, el sistema no registra que se necesita implementar control para resolverlo. Otra posibilidad sería que sí se registra el conflicto, pero hay problemas a la hora de resolver ese conflicto. Los resultados encontrados son inconcluyentes. Algunos estudios muestran déficits en la detección de conflicto. Por ejemplo, Eppinger y col. (2007) realizaron un estudio con la tarea Stroop y encontraron que, mientras que los jóvenes mostraban el patrón típico de actividad cerebral relacionado con la detección de conflicto, medido mediante electroencefalografía, los mayores no lo presentaban. Por el contrario, otros estudios indican que no existen problemas en la detección, pero sí en su resolución. Un ejemplo es el estudio de Nessler y col. (2007), que mostraron una alteración del patrón de actividad cerebral electroencefalográfico asociado a la aplicación de control en los adultos mayores.

Afortunadamente, estos déficits asociados a la edad se dan en menor grado en función de ciertos factores, como la inteligencia. Puccioni y Vallesi (2012) observaron que el grado de conflicto en una tarea Stroop es menor en personas más inteligentes. Otros estudios sugieren la posibilidad de implementar estrategias compensatorias. Paxton, Barch, Storandt, y Braver (2006) encontraron que el entrenamiento en una tarea de control cognitivo puede inducir a las personas mayores a aplicar control antes de que se produzca el conflicto, al igual que hacen los jóvenes. Además, otros estudios muestran cómo el entrenamiento físico o la “reserva cognitiva” (un constructo complejo en el que influyen el nivel de educación, ocupación y actividades de ocio) también van asociados a una mejor función cognitiva en personas mayores (Colcombe y Kramer, 2003; Puccioni y Vallesi, 2012). Hacer ejercicio, aprender cosas y mantenerse ocupado pueden, por tanto, mejorar los problemas cognitivos asociados a la edad.

De todos estos resultados se concluye que la edad afecta al control cognitivo, observándose déficits en la detección de conflicto o en la implementación de control para resolver ese conflicto. Sin embargo, estos déficits son menores en personas que tienen mayor inteligencia, hacen ejercicio físico, o disfrutan de mayor reserva cognitiva. Esto sugiere que pueden reducirse mediante estrategias compensatorias. Por lo tanto, es importante que futuras investigaciones aclaren cuál de los dos procesos del control cognitivo se ve más afectado por la edad y qué estrategias compensatorias son más útiles en cada caso. Toda esta información facilitaría una intervención personalizada que permitiría mitigar el impacto del deterioro en control cognitivo y mejorar las actividades de la vida diaria.

Referencias

Andrés, P., Guerrini, C., Phillips, L. H., y Perfect, T. J. (2008). Differential effects of aging on executive and automatic inhibition. Developmental Neuropsychology, 33, 101-123.

Colcombe, S., y Kramer, A. F. (2003). Fitness effects on the cognitive function of older adults: A meta-analytic study. Psychological Science, 14, 125-130.

Eppinger, B., Kray, J., Mecklinger, A., y John, O. (2007). Age differences in task switching and response monitoring: Evidence from ERPs. Biological Psychology, 75, 52-67.

Nessler, D., Friedman, D., Johnson, R., y Bersick, M. (2007). ERPs suggest that age affects cognitive control but not response conflict detection. Neurobiology of Aging, 28, 1769-1782.

Paxton, J., Barch, D., Storandt, M., y Braver, T. S. (2006). Effects of environmental support and strategy training on older adult’s use of context. Psychology and Aging, 21, 499-509.

Puccioni, O., y Vallesi, A. (2012). Conflict resolution and adaptation in normal aging: The role of verbal intelligence and cognitive reserve. Psychology and Aging, 4, 1018-1026.

Stroop, J. R. (1935). Studies of interference in serial verbal reactions. Journal of Experimental Psychology, 18, 643-662.

Manuscrito recibido el 3 de julio de 2013.
Aceptado el 2 de septiembre de 2013.

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