Sergio Iglesias-Parro (a) y Ana V. Arias (b)
(a) Dpto. de Psicología, Universidad de Jaén, España
(b) Dpto. de Psicología Social y de las Organizaciones, UNED, España
¿Puede la memoria sesgar nuestras decisiones? ¿Elegimos en función de lo que recordamos o tenemos nuestras preferencias claramente establecidas? Aunque la investigación sobre toma de decisiones cuenta con una considerable tradición, la forma en que éstas se relacionan con otros procesos cognitivos ha sido ampliamente desatendida. En el presente trabajo se presentan evidencias que permiten relacionar la memoria con la toma de decisiones.
Elegir los ingredientes de una pizza por teléfono o decidir entre uno de los productos ofrecidos por un teleoperador son algunos ejemplos de situaciones cotidianas en las que tenemos que decidir a partir de información que no está físicamente presente en el momento de la elección. En este tipo de decisiones la información necesaria para decidir está almacenada en nuestra memoria y los mecanismos implicados en su recuperación podrían afectar nuestras preferencias (Dougherty, Gronlund y Gettys, 2003).
Resulta claro que practicar la información que tenemos en la memoria, por ejemplo, repasar una presentación o los temas de un examen, hace más probable que la recordemos en un momento posterior. Ahora bien, quizá resulte menos evidente que la misma práctica que facilita este recuerdo, a su vez, produce el olvido del resto de la información relacionada, pero no practicada (Anderson, Bjork y Bjork, 1994). Es decir, cuando repasamos una parte de la lista de la compra, y sólo una parte, es más fácil recordar esa parte en la tienda, pero simultáneamente hace más improbable que nos acordemos de los productos de la lista que no repasamos. Este fenómeno se denomina «olvido inducido por la práctica en recuperación» (OIR) y se ha propuesto que se debe a un mecanismo de control de tipo inhibitorio, el cual se encargaría de suprimir la accesibilidad de recuerdos relacionados con una misma clave de recuperación, que serían disruptivos si fuesen recordados (Gómez-Ariza, 2007). Desde este punto de vista, cualquier variable que afecte a la accesibilidad de los recuerdos podría repercutir en las decisiones que tomamos a partir de ellos.
En un estudio reciente, Iglesias-Parro y Gómez-Ariza (2006) se preguntaron por los efectos del OIR sobre las decisiones tomadas a partir de información almacenada en la memoria. Para ello, generaron dos candidatos a un puesto de teleoperador. Sobre estos supuestos candidatos se aportaba información referente a sus características de personalidad y físicas. Concretamente, cada candidato estaba descrito mediante ocho atributos: cuatro características de personalidad (p.ej., extrovertido, simpático) y cuatro características físicas (p.ej., alto, moreno). En conjunto, dichos candidatos resultaban igual de atractivos para el puesto de trabajo, ya que los atributos físicos eran irrelevantes para la decisión, y los atributos relevantes (los rasgos de personalidad) eran igual de positivos para el adecuado desempeño del puesto.
Los participantes en el experimento debían estudiar y aprender los atributos de los dos candidatos. La cuestión era si, una vez estudiada la información, podría lograrse que los participantes eligiesen en mayor medida a uno de los dos candidatos mediante la reducción de la accesibilidad de una parte de la información estudiada. Para resolver esta cuestión, se pidió a los participantes que recuperasen de su memoria parte de la información que habían estudiado. Concretamente, debían repasar los atributos irrelevantes, y sólo éstos, de uno de los dos candidatos. Finalmente, se pidió a los participantes que eligiesen al más adecuado para el puesto de teleoperador. Los resultados mostraron que el candidato preferido por la mayoría fue aquél de quien no habían recuperado información. Es decir, la recuperación de los atributos irrelevantes de un candidato produjo el olvido (inhibición) de sus atributos relevantes y positivos, por lo que finalmente resultó el menos elegido de los dos.
En otro experimento, Iglesias-Parro, Gómez-Ariza y Arias (2009) se propusieron producir sesgos en las decisiones cuando la información estudiada era negativa, la cual resulta más difícil de olvidar que la positiva. De nuevo, los participantes en el experimento debían elegir entre dos candidatos descritos por atributos que, en esta ocasión, resultaban negativos para el adecuado desempeño del trabajo de teleoperador (p.ej., tartamudo, antipático). La recuperación de los atributos irrelevantes de un candidato produjo también el olvido de sus atributos negativos: el candidato del que se había recuperado la información neutra fue valorado como el más adecuado para el puesto (ya que la información negativa había sido inhibida).
Conjuntamente, estos resultados ponen de manifiesto que, en determinadas circunstancias, la forma en la que recuperamos la información de nuestra memoria puede alterar la accesibilidad de la información y producir sesgos en nuestras elecciones. Este fenómeno puede ser muy relevante en la vida cotidiana. El entrevistador en un proceso de selección de personal puede resolver de forma muy diferente si la información que se hace más accesible es irrelevante, por ejemplo, el género (hombre vs. mujer), que si es relevante (años de experiencia, cargos de responsabilidad y otros). Tampoco es lo mismo, en un proceso de negociación de un divorcio, hacer accesibles las confrontaciones y daños producidos durante la convivencia que centrar la atención en los recursos disponibles. En la campañas de marketing, practicar determinadas propiedades irrelevantes de un producto de la competencia podría reducir la accesibilidad de sus características positivas, disminuyendo así la probabilidad de ser elegido en el momento de la compra.
En la vida cotidiana las decisiones tienen consecuencias (p. ej., decidir quedarse a preparar un examen o salir con los amigos) y las consecuencias generan valoraciones de los criterios utilizados para tomarlas. Una línea futura de investigación considerará el impacto de estas consecuencias en el grado de confianza que se confiere a la información disponible en la memoria y que se tuvo en cuenta en decisiones previas. Estas cuestiones adquieren gran importancia cuando nos enfrentamos a decisiones que se repiten en el tiempo (p. ej., las que requieren constancia y dedicación prolongadas, como el estudio o el trabajo) y en contextos de decisiones secuenciales (p. ej., campañas electorales americanas).
En definitiva, la utilidad de los datos presentados es doble. Por un lado, a nivel descriptivo, se amplía el conocimiento respecto a la relación entre procesos cognitivos básicos, como la memoria, y otros más complejos, como la toma de decisiones. Por otro, a nivel prescriptivo, se abren un sinfín de posibilidades para el diseño de ambientes de decisión que permitan mejorar las elecciones.
Referencias
Anderson, M. C., Bjork, R. A., y Bjork, E. L. (1994). Remembering can cause forgetting: Retrieval dynamics in long-term memory. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, 20, 1063-1087.
Dougherty, M. R. P., Gronlund, S. D., y Gettys, C. F. (2003). Memory as a fundamental heuristic for decision making. En: S. L. Schneider y J. Shanteau (Eds.) Emerging Perspectives on Judgment and Decision Research (pp. 125-164). Cambridge, M. A.: Cambridge University Press.
Iglesias-Parro, S. y Gómez-Ariza, C. J. (2006). Biasing decision making by means of retrieval practice. European Journal of Cognitive Psychology, 18, 899-908.
Iglesias-Parro, S., Gomez-Ariza, C. J., y Arias, A. V. (2009) Inhibition as an adaptive mechanism in memory-based choices. Revista de Psicología Social, 24, 333-347.
Manuscrito recibido el 16 de octubre de 2009.
Aceptado el 16 de noviembre de 2009.