Antonia Pilar Pacheco-Unguetti y Fabrice B. R. Parmentier
(a) Grupo de Neuropsicología y Cognición, Departamento de Psicología e Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS), Universidad de las Islas Baleares, España
(b) Instituto de Investigación Sanitaria de Palma (IdISPa), España

(cc) Adriano Agullo.
¿Leerás este artículo hasta el final sin interrupciones? Puede que, mientras lo intentas, recibas algún mensaje de whatsapp, se abra una ventana emergente en tu ordenador con una oferta de viajes al Caribe o el cartero llame dos veces a tu puerta. También puede ser que simplemente no tengas un buen día y te resulte especialmente difícil concentrarte. Vivimos expuestos a multitud de estímulos distractores externos, algunos tan inesperados o extraños que entorpecen irremediablemente nuestra concentración en una tarea (distracción por novedad). Pero la distracción también puede tener una causa interna y cómo nos sentimos puede influir en cuánto nos distraemos.