Maïka Telga y Juan Lupiáñez
Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento, Universidad de Granada, España
Ser socialmente inteligente requiere usar la estrategia adecuada para hacer inferencias correctas sobre personas desconocidas. Aunque categorizar (es decir, basar nuestro juicio en el grupo social de pertenencia de las personas) es rápido y poco costoso, implica cierto riesgo de error. En cambio, individualizar (tomar decisiones en base a las características individuales de las personas) es siempre más preciso, pero también es más costoso y a veces imposible. En este artículo revisamos un protocolo experimental que permite investigar el uso diferenciado de estas estrategias y comprobamos si el uso de incentivos motiva a la individualización, cumpliéndose el refrán “a dinero en mano, el monte se hace llano”.