Ana María Rojo López
Dept. de Traducción e Interpretación, Universidad de Murcia, España
Cuando traducimos una historia a otra lengua, la transmisión de sus efectos se complica al incluir la figura del traductor en la cadena. El traductor se implica narrativa y emocionalmente en la historia origen para reconocer los efectos generados en la lengua original y reconstruir la historia en otra lengua de modo que permita a sus lectores implicarse de forma similar. El presente artículo esboza los resultados de estudios que investigan cuatro factores que influyen en el proceso de implicación del traductor y sus consecuencias sobre el producto traducido: la dirección de la traducción, los hábitos de trabajo del traductor, sus creencias ideológicas y el impacto del contexto socio-cultural de la traducción.
¿Quién no ha llorado, reído o incluso temblado de miedo alguna vez con una novela? Todos recordamos las obras que más nos han conmovido, alegrado o entretenido con el drama, la comedia o el suspense de sus tramas. Son los efectos emocionales del fenómeno conocido como implicación narrativa, transportación o flujo, términos acuñados para etiquetar la adictiva sensación de “meterse” temporalmente en la ficción de la narración hasta el punto de olvidarse de uno mismo y de la realidad circundante.
La implicación narrativa actúa de mediador entre la lectura de una historia y sus efectos persuasivos, pero ¿qué ocurre cuando la traducción a otra lengua se interpone en el proceso? Cuando traducimos una historia a otra lengua, la transmisión de sus efectos se complica al aparecer la figura del traductor en la cadena de comunicación. El traductor se implica en la historia origen para identificar los efectos generados y reconstruir la historia en otra lengua, de modo que permita a sus lectores implicarse de forma similar. Al igual que en el juego del “teléfono roto”, para que el proceso de transmisión funcione y las pérdidas de significado y efectos sean mínimas, el traductor debe ser capaz no solo de interpretar la historia como un lector del original, sino también de ponerse en el lugar del lector de la traducción y anticipar cómo va a sentirse al leerla. Existen estudios que apuntan a la existencia de al menos cuatro condicionantes del proceso de implicación del traductor: la dirección de la traducción, los hábitos de trabajo del traductor, sus creencias ideológicas y el impacto del contexto socio-cultural de la traducción.
La influencia de la dirección de la traducción (es decir, si se traduce de forma “directa” desde una lengua extranjera -L2- a una materna -L1-, o de forma “inversa” desde la L1 a la L2) está relacionada con las diferencias en intensidad emocional entre ambos idiomas. Los estudios de bilingüismo muestran que los insultos, las mentiras o incluso el amor no se “sienten” con la misma intensidad en una L2. Las experiencias se aprenden y almacenan en relación al contexto en el que ocurren, de forma que el uso de la lengua en contextos generadores de emociones nos permite incorporarlos a nuestros recuerdos (Cadwell-Harris, 2014). Por tanto, si una historia en L2 no se siente con la misma intensidad emocional que una historia en L1, ¿cómo afecta dicha diferencia al traductor? La influencia de la dirección de la traducción se ha investigado en interpretación simultánea (i.e., la traducción oral de las palabras del orador en el idioma origen tan pronto es posible formularlas en el idioma de destino) y los resultados sugieren que la implicación emocional del intérprete, medida mediante la respuesta galvánica de la piel, es mayor cuando traduce a su L1. Aunque los datos indican que la implicación emocional es menor al escuchar el discurso origen en L2 (Jankowiak y Korpal, 2018), esta pérdida inicial se ve compensada por un incremento al producir contenido emocional en L1 (Korpal y Jankowiak, en prensa). Los resultados no son concluyentes, pero apuntan a la conveniencia de trabajar hacia la lengua materna para minimizar las pérdidas en el contenido emocional del discurso.
Algunos estudios de traducción muestran la influencia de ciertos hábitos de trabajo del traductor en el nivel de implicación narrativa, como es el caso de traducir con o sin música ambiente (Naranjo Sánchez y Rojo López, en prensa). Estos estudios sugieren que cuando la valencia emocional de la música ambiente es congruente con la del texto origen (p.ej., música y texto tristes o alegres), la implicación emocional en la historia es mayor que cuando las valencias son incongruentes. La música favorece la implicación emocional en la historia y conduce a soluciones de traducción más creativas, especialmente al traducir un texto triste mientras se escucha música triste.
Otro factor clave en la implicación narrativa y emocional es el conflicto entre la postura ideológica del traductor y la propia historia. Rojo López y Ramos Caro (2014) mostraron que la posición política del traductor (i.e., izquierda vs. derecha) influye en el tiempo necesario para comprender y traducir historias con una ideología favorable o contraria a la suya. En Rojo López y Meseguer Cutillas (en prensa), la posición de un grupo de estudiantes de traducción en el conflicto de Cataluña (i.e., a favor vs. en contra de la independencia) influye en el tiempo que tardan en comprender noticias sobre el conflicto según sean acordes o contrarias a su ideología.
Rojo López y Naranjo Sánchez (en prensa) exploran además la influencia del contexto socio-cultural en la implicación emocional del traductor. Su estudio revela que la manera de abordar la narración de los hechos en determinados contextos de crisis, como la actual pandemia de la COVID-19, puede condicionar no solo los niveles de afectividad y ansiedad de los traductores, sino también las decisiones que toman al traducir. Los resultados muestran una tendencia generalizada a la intensificación del lenguaje evaluativo, que es mayor cuando la visión de la crisis es pesimista que cuando es optimista.
Los estudios que aquí se incluyen investigan la influencia de cuatro condicionantes clave en el proceso de implicación del traductor y sus efectos en el producto traducido, pero también apuntan a la existencia de elementos reguladores de dicha influencia. Por ejemplo, sugieren que la pericia del traductor y ciertos rasgos de su personalidad (p.ej., la resiliencia) pueden ayudarle a modular los efectos de los factores que aquí se han mencionado y conseguir una traducción que logre sumergir a los lectores en la historia y los mantenga enganchados hasta el final.
Referencias
Cadwell-Harris, C. L. (2014). Emotionality differences between a native and foreign language: theoretical implications. Frontiers in Psychology, 5, 1055.
Korpal, P., y Jankowiak, K. (en prensa). Psychophysiological aspects of emotion processing in interpreting: A potential impact of interpreting directionality. Onomázein.
Naranjo Sánchez, B. y Rojo López, A. M. (2020). In and out of tune: The effects of musical (in)congruence on translation. Target Online. doi: https://doi.org/fh4f.
Jankowiak, K., y Korpal, P. (2018). On modality effects in bilingual emotional language processing: Evidence from galvanic skin response. Journal of Psycholinguist Research, 47, 663-677.
Rojo López, A. M., y Meseguer Cutillas, P. (en prensa). The effect of attitude towards Catalonia’s independence on response latency when translating ideologically conflicting press headlines. Onomázein.
Rojo López, A.M., y Naranjo Sánchez, B. (en prensa). Translating in times of crisis. A study about the emotional effects of the COVID19 pandemic on translation. Onomázein.
Rojo López, A. M., y Ramos Caro, M. (2014). The impact of translators’ ideology on the translation process: A reaction time experiment. MonTI, 1: 247-271.
Manuscrito recibido el 12 de octubre de 2020.
Aceptado el 16 de noviembre de 2020.