José A. Alcalá (a), Pedro M. Ogallar (b), Gabriel González (b), José E. Callejas-Aguilera (b) y Juan M. Rosas (b)
(a) Neuroscience, Psychology and Behavior Department, University of Leicester, UK
(b) Dept. de Psicología, Universidad de Jaén, España
Cualquier organismo intenta convertir su ambiente en lo más predecible posible, anticipando posibles consecuencias y desterrando la incertidumbre a un segundo plano. Pero, ¿qué pasa cuando se rompen nuestras predicciones? ¿Nos aporta esto algún beneficio? ¿Podemos aprender a aprender? En dos experimentos exploramos cómo ratas de laboratorio se adaptan a nuevas condiciones ambientales tras experimentar circunstancias que no esperaban. Los animales que experimentaron incertidumbre se adaptaron con más facilidad a nuevas demandas del ambiente. Parece ser que, en ocasiones, dudar facilita nuevos aprendizajes.